Chichería. Ilustración Villari - 2022.
LENIN GRANADOS: EL ELEGIDO POR EL ESPÍRITU DE LA MONTAÑA BLANCA
LENIN GRANADOS: EL ELEGIDO POR EL ESPÍRITU DE LA MONTAÑA BLANCA
Era tan sólo un niño y se tomaba el chocolate caliente para ir al colegio, corriendo, siempre corriendo por esas calles de Santa Rosa de Viterbo, pero mirando absorto a la cordillera andina y preguntándose: ¿qué quedará allá arriba? ¿qué se mirará desde tan alto?
Un día subió esas montañas que parecían inalcanzables y descubrió las alturas blancas: pudo ver a lo lejos la gran Sierra Nevada del Cocuy. Entonces, el joven Lenin, se prometió ir a esa montaña inmaculada, que lo llamaba, que le hacía hervir la sangre, respirar profundo y encender sus ojos soñadores. Así que decidió iniciar su entrenamiento, subía todos los días a los páramos, con su carga de lastre, hacía recorridos contabilizados de ascenso y descenso para ganar capacidad pulmonar y optimizar su condición física.
Cuando hizo cumbre en la Sierra Nevada del Cocuy, sintió en su corazón limpio, una íntima conexión con los espíritus que habitan las alturas, con los guardianes del inicio de la vida, con las aguas blancas y la firme convicción de haber nacido para coronar las cumbres de esa cordillera inmensa.
Pronto se fue a estudiar Ingeniería Industrial a la Universidad Distrital y allí organizaría el club de montañismo, que era el camino para subir al Parque Nacional de los Nevados y coronar las cumbres blancas del Tolima, el Ruíz y el Santa Isabel. Entrenaba duro en el Centro de Alto Rendimiento del Salitre, se preparaba intelectual y físicamente, se exigía en sus entrenamientos diurnos y nocturnos y logró tener una huella corporal perfecta para adaptarse a la alta montaña.
Cuando hizo cumbre en la Sierra Nevada del Cocuy, sintió en su corazón limpio, una íntima conexión con los espíritus que habitan las alturas.
Entre tanto formulaba y presentaba sus proyectos para seguir haciendo cumbres y organizó un equipo para ascender el Aconcagua, el pico más elevado de la cordillera de los Andes, ubicado en la provincia de Mendoza, Argentina. Pero ese espíritu de montañista lo llevaría a querer más, a extasiarse con otras alturas, a buscar nuevos horizontes; ya hacia el norte del continente ascendió al Volcán Iztaccíhuatl en México y al Monte McKinley en Alaska conocida por ser la montaña más fría de la tierra.
En cada cumbre sacaba su bandera tricolor y el espíritu del cóndor lo impulsaría a sentir la libertad y el poder maravilloso de ser uno con la tierra y el dueño de las alturas. Lenin cruzó el Océano ya consagrado como un deportista de alto rendimiento y representó a Colombia en El Mulhacén, el pico más alto de la península ibérica en la Sierra Nevada Española.
Solo quedaba el Everest y en ese sueño en 1998 se unió al equipo colombiano, al mando del experto montañista Cristóbal von Rothkirch. Todo estaba listo, en su fase preparatoria decidieron escalar primero el Manaslu, o Monte de los espíritus en Nepal, una de las alturas más peligrosas de la cordillera del Himalaya. En ese octubre otoñal, allí a los 8.163 metros de altura sobre el nivel del mar, Lenin sería arropado por la montaña blanca, entraría al sagrado misterio, sería el elegido para que su alma ascendiera, ahora a la bóveda celeste, a ese lugar desde donde se miran todas las cumbres…. a las estrellas.
Sandra Liliana Mejía Alfonso.
Lenin Granados escalando, archivo Familiar.
Lenin Granados, archivo Familiar.
Lenin Granados escalando, archivo Familiar.
LA HUELLA DE LENIN EN EL HIMALAYA.
Por: Carlos Mauricio Vega Especial para EL TIEMPO,
8 de noviembre de 1998
Un minuto antes del alud, Lenin Granados pidió la punta de la cordada, pasó al frente y escogió su destino. Fernando González-Rubio le cedió el paso y con ese sencillo gesto selló, sin saberlo, los dos destinos.
Lenin alcanzó a caminar otros cinco pasos con la nieve al pecho, abriendo huella: tal vez 30 segundos. Repentinamente, los cuatro montañistas que estaban a unos 20 metros unos de otros, oyeron un crujido seco, como de hielo que se parte, y la plataforma sobre la que caminaban comenzó a deslizarse lentamente, como un tobogán gigante, hacia el abismo.
Un minuto más tarde todo estaba consumado. Fernando González-Rubio, segundo en el viaje de la placa de nieve, quedó empotrado en una grieta, sepultado hasta el cuello en nieve compacta, como un condenado. Minutos después lo rescataron. Nelson Cardona, que iba 20 metros atrás, había visto cómo la placa de nieve recién caída, de 500 metros por un kilómetro, de metro y medio de espesor, se fracturaba justo en sus pies y se alejaba con sus compañeros montados en ella.
Manolo Barrios y Gonzalo Ospina se habían retrasado desarmando el campamento II. Al oír las voces, Gonzalo y Manolo sacaron de sus morrales 120 metros de cuerda fija que acababan de desmontar y los colgaron hacia el abismo. Descendieron por ellos. La cuerda no le había hecho ni cosquillas al vacío de 800 metros. Abajo sólo había, otra vez, el silencio.
Lenin Granados había desaparecido, atomizado entre una nube de cientos de toneladas de nieve polvo, bloques de hielo y rocas, allí, en la montaña donde se preparaba para enfrentar en 1999 el Everest, y en el mismo punto donde sus amigos Miguel Vidales, Juan Pablo Ruiz y Marcelo Arbeláez, que intentaron escalarla 12 años atrás, le habían explicado pocas semanas antes que se presentaban reiterados y peligrosos aludes. Continuar leyendo
Entrevista a la Familia de Lenin Granados por Sandra Mejía y Neil Avella. Corporación Academia de Artes y Oficios La Piraña Mueca. Santa Rosa de Viterbo, noviembre de 2022.
Entrevista a la Familia de Lenin Granados por Sandra Mejía y Neil Avella. Corporación Academia de Artes y Oficios La Piraña Mueca. Santa Rosa de Viterbo, noviembre de 2022.
Entrevista a la Familia de Lenin Granados por Sandra Mejía y Neil Avella. Corporación Academia de Artes y Oficios La Piraña Mueca. Santa Rosa de Viterbo, noviembre de 2022.
Lenin Granados
Entrevista a la Familia de Lenin Granados por Sandra Mejía y Neil Avella. Corporación Academia de Artes y Oficios La Piraña Mueca. Santa Rosa de Viterbo, noviembre de 2022.
